Por Jaime Iturri
Puestos a hablar en el idioma de cada una de las naciones a las que originariamente representaban esta podría ser la torre de Babel. Había por lo menos tres decenas de lenguas ahí presentes, por ello se recurrió al francés, al inglés y al castellano. Había tanto que decir que las horas calculadas no eran suficientes. Por ello, cuando la rigidez del horario hacía que los intérpretes contratados desaparecieran, se recurría a los otros traductores, a quienes hablaban varios idiomas.
Así nos entendimos a la precisión. El resultado fue un llamamiento consensuado para la organización del foro indígena del FIDA.
El mayor acierto ha sido sin duda la participación de los propios socios de estos emprendimientos, es decir los indígenas a través de sus organizaciones y de los representantes de pequeños proyectos apoyados por el FIDA.
El reconocimiento de que además de campesinos se requiere trabajar con otra categoría más que es la de indígenas fue un gran avances de los pueblos originarios que finalmente llegó a su mayor impulso cuando se aprobó la declaratoria de derechos indígenas en Naciones Unidas.
En lo personal fue la oportunidad de reencontrarme con viejos amigos con los que estamos en esta trinchera desde hace muchos años y ver como la plantita de la inclusión va creciendo en la medida en la que abrimos la mente para ver otras realidades. Este ha sido el trabajo de generaciones.
Miles de hombres y mujeres en el mundo entero han laburado para que los indígenas sean aceptados, para que la distinción y la diferencia sean reconocidos como necesarios y no como un problema. Hemos avanzado pero todavía hay camino para andar.
Los días en Roma fueron de intenso trabajo, de deliciosas comidas típicas, de lucha contra el sueño por el cambio horario y por el doble trabajo que tenía que hacer nuestro cerebro para hablar en un idioma diferente al nuestro en muchos momentos.
Al final vino la gran fiesta. La satisfacción del trabajo bien hecho. La vieja música italiana que nos demostró que por una vez, todos los caminos conducen a Roma.

Participante en un reciente taller en la sede del FIDA en Roma que creo un foro para los indígenas, Jaime Iturri es el Presidente de la Fundación PRAIA.
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